El cuaderno dorado ha sido siempre un libro polémico, en primer lugar para su propia autora, que se rebela contra la etiqueta de “feminista” que se suele aplicar a esta obra. Pero nunca fue su intención, afirma, escribir un libro sobre la guerra entre los sexos. Ya dijo la autora que la elección como personaje principal a una escritora con bloqueo literario fue algo muy consciente, y sospecho que también autobiográfico. La única manera que encuentra Anna, la escritora protagonista, de continuar escribiendo es la de dividir sus experiencias en compartimentos separados, y adjudicar un cuaderno de diferente color a cada tema del que quiere escribir (relaciones personales, recuerdos, ideología…).
Así, Los diferentes cuadernos ofrecen un interesante juego de puntos de vista: el cuaderno negro se refiere a sus recuerdos de infancia en Sudáfrica y otros países del África Negra, el cuaderno rojo se refiere a sus ideologías políticas de carácter marxista y sus desilusiones ante el proceso del comunismo de los años 60 y 70, el cuaderno amarillo es un relato de su propia vida como ser humano y mujer luchadora a favor de las causas del feminismo y el cuaderno azul es un diario de sus pensamientos cotidianos y sus experiencias vitales. La autora va planteando así, todos esos diferentes temas; para cuestiones intelectuales, emocionales, política, etc. Pero al final, cuando llegamos al Cuaderno Dorado, vemos que en el fondo todo es lo mismo. Que las leyes, los miedos y las emociones que rigen el mundo de las emociones también son las que van a determinar nuestro comportamiento político o intelectual.
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